sábado, 12 de diciembre de 2009

El dedo en la llaga

Texto escrito para la exposición de los cuadros de Cris en la sala MauMau:

Conocí a Cris Figueres (la Kitty) como conocemos a la mayoría de las personas a lo largo de nuestra vida: por casualidades causadas. El día 3 de febrero del 2009, bajo una luna lisboeta, pude reconocer a la Kitty en el aeropuerto de la ciudad más bohemia del mundo porque había coincidido con ella en el 2007 detrás del mostrador del Centro de Cultura Contemporáneo de Barcelona, donde levantaba las paredes y el arte allí expuesto a base de carácter y buenas intenciones.

Mientras coordinaba el CCCB, además, la Kitty -una especie de gata con botas claroscura, dulzura y temperamental según la luna, según la felicidad o infelicidad del momento y según el lugar y el cristal con el que se quiera mirar- paseaba sus claroscuros por la Universidad de Barcelona, buscando entender la historia del Arte, su sombra constante.

Antes de esto, y siguiendo la historia de su propia sombra artística de más reciente a más primitiva, la Kitty otorgaba sonrisas de terciopelo rojo en el siempre blanco impoluto Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona a los visitantes que por allí se quisieran pasar, donde se (re)movía como un gato por su casa, al son de su sombra de siempre, antes ya mencionada.

Luego (antes, pues), se dejó llevar por su percepción-sensorial, otro de sus grandes rasgos distintivos, y por su idealismo mágico no exento de realismo trágico, a las aulas de Bachillerato artístico que se impartían en la Escuela de Arte Pau Gallardo de Badalona. Mucho antes aun, sin embargo, su intuición o su madre se le habían adelantado y se la pudo ver pasear sus sueños, entre los 10 y los 16 años, en los pupitres de la Escuela Di-7 de Badalona, ciudad donde nace y reside.

Probablemente fuera allí, entre pinceles aun por explorar, donde empezó a forjarse la Alicia en el país de las maravillas que llevaba dentro y que iría sacando, y donde, por consiguiente, empezaría a desarrollarse su talento artístico, entre brotes de percepciones rojas, negras y blancas.

Luego (regresando al futuro, que es ahora), la Kitty se ha dedicado de forma impulsiva a buscar momentos en solitario en los que poder mezclar sus impresiones trágicas con sus ensoñaciones idealistas, todo en la misma paleta.

Hace unos meses me confesó que su intención al pintar no era exponer su obra, principalmente porque era algo ‘muy suyo’ que no quería desgastar, refiriéndose a tantos artistas que, en vez de perfilar su obra, la pervierten, de tanto acudir a ella sólo por buscar el éxito.

Finalmente se ha decidido. O la hemos convencido, diría yo. Como pocos, decide sacar coraje y mostrar su lado más profundo, no para ser reconocida sino para ser Ella, sin más. Tinta sobre papel que ha sido plasmada y inmortalizada entre el 2007 y el 2009, quizás los años (los veintipocos) en que una se siente más perdida y, por tanto, con más necesidad de rebuscarse.

Alguna vez la oí decir: ‘Tengo miedo’. No sé si se refería al Mundo o a la difícil tarea de ser una misma. Sea lo que sea, ese miedo no la ha vencido. Al contrario: le ha dado vida a su sombra, y a los fantasmas que a todos nos invaden de vez en cuando, Ella, al menos, los ha vencido, aunque haya tenido que meter el dedo en la llaga, y mostrar las cosas tal como Ella cree que son, y tal como Ella querría que fueran, para bien y para mal. Al fin y al cabo, es lo que todos llevamos dentro, más allá de las (buenas) o (malas) apariencias. No está de más que alguien nos lo recuerde de vez en cuando. Más aun si es sin pretenderlo.
by Carmen, que interpretó el papel de una especie de casi comisaria'


2 comentarios:

Edu dijo...

El miedo es ausencia de libertad del corazón.
Un Saludo

Anónimo dijo...

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