viernes, 28 de agosto de 2009

La vecina de al lado

Mi vecina María tiene casi 70 años. Yo, casi 25, pero no recuerdo haberla visto, al menos, desde hace veinte, aunque haya sido siempre 'mi vecina'.

Mi vecina María estaba limpiando la ventana de su casa con la fregona (la ventana que da a la acera) cuando de pronto ha salido de su concentración en la actividad específica debido a la sorpresa que le ha provocado verme pasar (desapercibida) por ahí. Se ha puesto contenta y a mí me ha puesto contenta que se pusiera contenta. 'Anda', me dice, 'tú por aquí', 'has estado fuera, ¿no?'. 'En Lisboa', digo yo, 'seis meses'. El resto ha sido un minuto de resumen de lo irresumible, pero no me apetecía explicarle mis quehaceres sinó más bien escuchar algo de los suyos, pero ella ha continuado interesada: '¿Y tus padres? ¿Estarán en la playa, no?'. 'Con mis hermanas y la niña en el apartamento, sí', contesto. 'Ahora hay que irse a la playa que aquí hase mucha caloh', dice. 'Sí, mi casa es un horno', reafirmo.

Silencio medio casi largo pero no incómodo. Antes de volver a su tarea, se asoma en ella una sonrisa curiosa, casi infantil, y una mirada jovial, casi adolescente. 'Pos na', que estás mu' guapa', me dice. 'Tú también', sonrío.

Extiende la mirada jovial casi adolescente a la sonrisa curiosa casi infantil y la sonrisa curiosa casi infantil pasa a reemplazar a la mirada jovial casi adolescente. 'Pero si hace días que no voy a la peluquería', se ruboriza.

Vuelve a mover la fregona mientras se ríe timidamente, y me doy cuenta de que seguramente hace mucho tiempo que nadie la llama 'guapa'. Nos despedimos tímidamente y con una sonrisa infantil-jovial-casi adolescente (¿hasta dentro de 20 años? ¿cómo será mi vida entonces? ¿y la suya? ¿seguirá limpiando la ventana con la fregona?). De repente, mientras giro la llave para abrir la puerta de mi casa, recuerdo el día en que mi madre me explicó, mientras ella cocinaba y yo tomaba mi bol de leche con krispies, que "la María se pone música por las noches y baila y canta, ¿no la oíste ayer?". Se me atragantó el cereal. Al parecer se había quedado viuda.



Sigo con mi bol de leche con cereales, aunque ahora lo acompaña el café. No debe ser fácil ser mujer y quedarse sola, aunque supongo que en el caso de ser hombre, sería todavía más difícil. Si yo fuera tan guapa como ella dice y me quedara viuda, haría lo mismo. Eres feliz y va el hombre y se te muere. Pues a bailar, claro que sí. (Mambo number five, sonaba después de la copla).

by Carmen

1 comentario:

Sunwell Crag dijo...

Parece un poco la historia de "Lady lady", aquella canción de Bravo, ¿no te parece?